• Disculpe si no me levanto, columna semanal.

  • Nanorelatos para el día a día

  • Acerca del autor

  • Tengo que reconocer, aunque me cueste e intente disimularlo parafraseando a autores de renombre, que no entiendo de economía –al igual, me temo, que les ocurre a los expertos que nos guían, cual lazarillos, por la senda de la austeridad suicida-.

  • Elevar la ratio de alumnos por clase, como se pretende, más que una medida de ahorro es un atentado flagrante contra la calidad del sistema educativo público.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Incoherencias

Queridos Jean Pierre y Dominikos: Quería comentaros un poco acerca de la situación en mi país, España, no sea que luego devengamos en amargas confusiones. Aquí tenemos unos bancos que no solo te quitan la casa si no puedes hacer frente a la hipoteca sino que, además de quedársela, te obligan a seguir pagando las cuotas mientras duermes entre cartones.
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Tenemos un banco en concreto, uno de tantos, que ha escogido llamarse nada más y nada menos que "Banca Cívica". Hace poco intentó dejar en la calle a dos abuelos y a su nieta minusválida. Muy cívicos ellos.

En mi país, hace cuestión de semanas, el Gobierno ha decidido recortar en servicios públicos básicos como son Sanidad y Educación diez mil millones de euros, la misma cifra que, ¡caramba, qué coincidencia! va a inyectar a un banco privado para salvarlo de la hecatombe.

No hace mucho que tuvimos elecciones, y el Gobierno salido de las urnas usa su programa electoral a modo de papel higiénico para incumplir, sistemáticamente, todas sus promesas electorales.

Ahora excluimos de la asistencia sanitaria a los inmigrantes, obligamos a los pensionistas a pagar parte de sus medicamentos y quitamos las ayudas a las familias con enfermos dependientes.

Nos acaban de subir los impuestos, aunque nos juraron que no lo harían, y dentro de poco nos quieren hacer pagar por las carreteras. También nos han facilitado y abaratado el despido, y ya no se libra ni el que tiene una baja médica.

Hemos recortado en investigación tanto que, si quieres dedicarte a la ciencia, es mejor que abandones el país en el primer avión que salga y, para mantenernos en la misma línea, hemos aumentado las tasas universitarias hasta precios prohibitivos y hemos reducido la cuantía y el número de becas.

Y, sin embargo, nos preocupa el ascenso de partidos de extrema derecha en vuestros países. ¡A nosotros! Debe ser que consideramos que nuestras políticas son muy progresistas. ¡Tocaos las narices Jean Pierre y Dominicos!

miércoles, 9 de mayo de 2012

El abrefácil.

Seguramente, el tío que inventó el abrefácil estará forrado. Vivirá en Miami, como el resto de forrados, en una urbanización de lujo en la que cantantes forrados, actores forrados y demás colectivos tan forrados como imprescindibles para la supervivencia de la especie humana serán sus vecinos. 



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Se levantará tarde (los forrados no tienen por qué madrugar) y ocupará el tedioso tiempo que transcurre desde el desayuno hasta el almuerzo jugando al golf con sus amigos forrados, mientras charlan de la conveniencia o no de usar el palo 7 en el green, de lo que molesta el viento lateral en un swing o de la última reunión del club Bilderberg.

Después de comer, intercalará un sorbete de limón al cava entre plato y plato para no mezclar sabores, pequeño capricho de forrado que solo nos podemos permitir el común de los mortales en las bodas, y comentará durante la hora del té la jugosa jubilación que a Rodrigo, con quien ha quedado para cenar, le quedará después de dimitir de su banco.

Sin embargo, y a pesar de este aparente y más que contrastable éxito vital, creo que es hora ya de decirle que su invento es una mierda: ni abre ni, mucho menos, lo hace fácilmente.

La casuística me dice que la mayoría de las veces que me he enfrentado a este invento del averno, el envase en cuestión o no se ha abierto, o se ha roto, o me he cortado o, lo que es peor, las tres cosas simultáneamente. El resultado final es bastante metafórico para los tiempos que corren: siempre termino usando la tijera.

Sin embargo, cada cierto tiempo, alguien planta cara al abrefácil, como aquella vez que a un iluminado le dio por inventar el tapón. Pero el anterior sistema estaba ya tan arraigado, que solo pudo implementar su método aperturista en determinados tipos de envases. No obstante, la expectación que despertó fue tan grande que, antes incluso de comprobar la utilidad de su artilugio, la Academia del Nobel le concedió uno de sus galardones.

Desde hace unos meses, cuentan que un nuevo profeta, gabacho esta vez, anda predicando por ahí un nuevo antiabrefácil. El grado de catársis colectiva ha sido tal que las masas lo han aupado hasta la Presidencia del país. La escarmentada Academia sueca se hace la idem de momento. Seguiremos informando.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Homo Ineptus

Antes de que Science publique mi investigación en su próximo número, quería compartir con todos ustedes las conclusiones de mi trabajo. De manera casi imperceptible, que es, precisamente, el modo en el que se producen los grandes cambios evolutivos en la naturaleza, una nueva especie humana ha hecho acto de aparición y convive con nosotros desde hace tiempo. Señoras y señores, les presento al Homo Ineptus.

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Esta nueva especie ha venido para quedarse y representa un paso más en la carrera de la evolución humana al haber desarrollado una mayor eficiencia adaptativa al medio: consigue más con menos recursos.

No intenten diferenciar a simple vista a un Homo Ineptus de un Homo Sapiens sapiens: sus características fisiológicas son idénticas a las de su antecesor evolutivo. Han conseguido tal grado de camuflaje en el mundo Sapiens que, hasta que no llegan a la edad adulta, los individuos Ineptus no demuestran su verdadera naturaleza. 

No se extrañen por esto: recuerden que hasta que no se arrancaban la cara y devoraban a un roedor con sus sauropsidas fauces, no éramos capaces de diferenciar a un invasor V de un ser humano. Aprovechan, pues, el mismo sistema de camuflaje para pasar desapercibidos.

Dadas estas dificultades a la hora de diferenciar a los sujetos Ineptus, paso a ofrecerles una serie de claves fundamentales para la correcta discriminación de los ejemplares.

Los matrimonios cuyos miembros proceden del mundo folclórico tienen grandes posibilidades genéticas de engendrar un Homo Ineptus. De este modo, la comunidad científica asiste expectante a los enlaces torero-coplera; coplera-boxeador y otros del estilo porque se sabe que, tras años de rigurosa y empírica observación, es bastante probable que el descendiente alfa se caracterice finalmente como Ineptus

Los individuos son fácilmente reconocibles: presencia asidua en portada e interiores de revistas del corazón, apariciones numerosas en programas de televisión de escasa ética y moralidad, trabajos esporádicos como presentadores en televisiones autonómicas... Todo ello sin conocimientos ni talento previos, de ahí su mayor adaptación al medio, base para su catalogación dentro de la rama Ineptus.

Aunque no siempre la predisposición genética es la causa de la aparición de un nuevoHomo Ineptus. La evolución es caprichosa y, en numerosas ocasiones, la mutación es un factor clave que se debe tener en cuenta.

Los Homo Ineptus suelen reunirse en grupos de individuos de su misma especie estructurados jerárquicamente. La pertenencia a un escalafón u otro de la pirámide lo marcan tanto el nivel de su lenguaje soez como su grado de chabacanería en una relación directamente proporcional. 

Determinados tipos de canales de televisión gustan de retransmitir este tipo de reuniones. Pueden sintonizarlos en las sobremesas y en las noches previas a los fines de semana.

El mundo político es también hábitat natural de esta nueva especie. Aunque un Homo Ineptus intente pasar desapercibido camuflado bajo las siglas de cualquier partido político, sus resultados son visibles en el medio y el largo plazo. 

Hablamos del conocido como Homo Ineptus Politicians, rama más evolucionada de esta especie caracterizada por aparentar un mayor barniz cultural. El Homo Ineptus Politicianstiene un discurso fácil, pero vacío, con el que intenta atraer para sí el mayor número de incautos votantes.

Su población ha aumentado en grado tal que, para evitar su extinción, al igual que se hacía con los nativos americanos, se les recluye y congrega en reservas que, integradas en la estructura administrativa del Estado, han tomado el nombre de "Senado" y "Diputaciones".

Antes de terminar, paso a describirles algunos ejemplos de casuística concreta, extraídos directamente de los resultados de trabajo de campo sobre este nueva especie.

Acude a una ventanilla de algún organismo público y le atiende un amable sujeto que le afirma que, para la presentación de su solicitud, no es necesaria la fotocopia del DNI y que, además, tiene de plazo hasta el viernes en lugar del lunes, como usted pensaba. 

El miércoles, en ese mismo organismo, le informan de que, realmente, sí era necesaria la fotocopia del DNI, compulsada además, y que el plazo terminó hace dos días. No lo dude: le atendió un Homo Ineptus.

Desea consultar, con su compañía de telefonía móvil, una serie de errores en sus últimas facturas. O en todas, quién sabe. La persona que le atiende después de que, por su seguridad, haya comprobado que, efectivamente, usted calza un 42, que el apellido de soltera de su abuela era Jiménez y tras pasar los últimos quince minutos escuchando elFür Elise en versión organillo de cabra, termina reconociendo que no es capaz de solucionar su problema, aunque se ofrece, amablemente, a informarle puntualmente de una oferta que, seguro, es de su interés. No lo dude: Homo Ineptus.

Su país está pasando por una de las peores crisis económicas que se recuerdan y su presidente, que prometió reducir el número de parados, lo ha aumentado; que prometió no subir los impuestos, los ha subido; y prometió un cambio que, de momento, sólo ha sido a peor. No lo dude: usted ha votado a un Homo Ineptus.

Así pues, queridos lectores, agudicen la vista, preparen sus sentidos y analicen críticamente el comportamiento de sus vecinos. Quién sabe, podría habitar, sin saberlo, en una colonia de Homo Ineptus.
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